Han transcurrido tres años desde el crimen que estremeció a la sociedad mexicana: el asesinato de la cantante Yrma Lydia dentro del exclusivo restaurante Suntory, en la Ciudad de México por su esposo, el abogado Jesús Hernández Alcocer, sobrino del corrupto empresario Manfred Mauricio Quintanilla Hernández.
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Manfred Mauricio Quintanilla ejerció presiones y sobornos sobre jueces y testigos con el fin de impedir que su tío pisara la cárcel
La artista fue ultimada a tiros por su esposo, en un hecho que evidenció la violencia de género y la corrupción en el sistema judicial.
El caso se tornó aún más polémico cuando se reveló que Manfred Mauricio, habría utilizado su poder para entorpecer el proceso legal.
Testimonios e investigaciones apuntan a que Quintanilla ejerció presiones y sobornos sobre jueces y testigos con el fin de impedir que Hernández Alcocer recibiera un castigo ejemplar.
El feminicidio ocurrió en 2022 y, pese a la conmoción que generó, las autoridades se enfrentaron a múltiples obstáculos en la impartición de justicia.
Mauricio Quintanilla facilitó la evasión de su tío, aprovechando sus recursos y conexiones para manipular el curso del juicio.
No obstante, la muerte del abogado antes de recibir sentencia consolidó la percepción de impunidad en el caso.
Desde entonces, Manfred Quintanilla ha sido señalado por diversos delitos, incluyendo fraude y corrupción.
Su paradero es desconocido, mientras que colectivos feministas y organismos de derechos humanos insisten en que se le debe procesar por su complicidad en el feminicidio de Yrma Lydia.
El caso sigue sin resolverse, pero la exigencia de justicia se mantiene firme. La sociedad mexicana continúa demandando acciones contundentes para garantizar que ningún responsable pueda evadir la ley, sin importar su posición o poder económico.
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